jueves, 13 de febrero de 2014

Crónica española del comienzo de la Gran Guerra (I)

ALSE - España y la Guerra :: Anecdotario

"La era del hierro iniciada por Prusia hace cuarenta años tiene forzosamente que acabar, aunque sea por virtud de un espantoso conflicto. No ha sido Francia quien lo ha querido. La suerte está echada". 

En el mes de julio de 1914 la tensión generada tras el asesinato del Archiduque Francisco Fernando desembocó en la intervención austrohúngara en territorio serbio. Aquella intervención no significaba, ni mucho menos, una cuestión aislada. Las alianzas de antaño estaban más que presentes, y el mundo europeo tembló al conocer la noticia de la entrada de las tropas austrohúngaras en la ciudad serbia de Mitrovitza y su avance hacia Belgrado. El mundo puso la lupa, además de en la intervención armada, en lo que estaba sucediendo entre las naciones que, bajo la obligación de las alianzas, debían intervenir.

Los telegramas de los corresponsales de prensa llegaban a las redacciones cada pocos minutos con informaciones más o menos importantes, que apuntaban a que la situación se estaba volviendo peligrosamente tensa:
PARÍS. 28 (5 m). La noticia del tiroteo habido entre cosacos y alemanes en las fronteras de ambos países ha producido enorme impresión en toda Europa. Según la versión alemana, dice que las tropas de su país dispararon contra los cosacos porque éstos pretendieron atravesar la frontera. El Gobierno de Petersburgo, dice, por el contrario, que fueron los alemanes quienes llegaron a invadir territorio ruso.

Sin embargo, el diario El Globo publicaba un telegrama recibido horas más tarde en el que desmentía que este episodio se hubiera producido. Había multitud de noticias que recogían rumores o informaciones poco fiables de que se habían producido incidentes leves. La explosión de la guerra entre las grandes naciones de Europa parecía inevitable, y los periódicos de todo el continente buscaban una noticia muy concreta: la del pequeño enfrentamiento que debía preceder a la declaración formal de guerra.

Al día siguiente la dinámica era la misma. La Correspondencia de España publicaba a cinco columnas la noticia de que ya se había producido la declaración oficial de guerra. «La guerra austroserbia ha comenzado. ¿Sobrevendrá, como consecuencia de ella, la guerra europea?», apuntaba el diario. A continuación, hacía un repaso, nación a nación, de los episodios que habían ido sucediéndose en las siguientes horas a la noticia de la entrada militar austrohúngara en territorio serbio:
SAN PETERSBURGO. Los periódicos de hoy publican con grandes titulares noticias de Viena, diciendo que ha comenzado la invasión. La impresión ha sido grandísima. En los círculos oficiales, los pesimismos son muy grandes. Nadie cree que la paz europea pueda ser mantenida.
BERLIN. El Kaiser ha convocado á un Consejo extraordinario, que se celebrará hoy [...]. La noticia de la convocatoria de este Consejo ha causado gran sensación. Todo el mundo cree que de él saldrá la movilización general de todas las fuerzas marítimas y terrestres de Alemania. Continúan las manifestaciones patrióticas en favor de la guerra, y los mítines socialistas en contra de ella.

La situación en París era similar a la de Berlín: se celebró un Consejo extraordinario que debía preparar al ejército para un eventual enfrentamiento contra Alemania. Algunos parisinos también vivieron con ilusión las circunstancias prebélicas que se estaban sucediendo aquellos días de verano, pero también, al igual que en el país vecino, hubo grupos que se lanzaron a las calles a manifestar su oposición al más que probable enfrentamiento bélico:
PARIS. Continúan detenidos la mayor parte de los individuos que lo fueron al realizar la manifestación en contra de la guerra. Témese que haya esta noche nuevas manifestaciones, pues los elementos nacionalista y socialista están irritadísimos los unos contra los otros. 

En Londres se llevaron a cabo idénticos preparativos de guerra, sin que los telegramas de la prensa señalaran una especial oposición social.

Por otro lado, en aquellas horas empezaría a producirse otro fenómeno en la capital francesa: grupos de extranjeros, particularmente alemanes y austriacos, salieron del país de forma precipitada. Y es que la guerra se sabía inminente. Los países, firmes en el compromiso de sus alianzas, esperaban con impaciencia el primer movimiento de sus enemigos. Según los telegramas, en la Gare du Nord parisina se estacionaron treinta trenes con el objeto de que estuvieran listos para enviar soldados a la guerra. El zar, por su parte, ordenó la movilización de la tropa contra la frontera austriaca, esperando, por otro lado, que Alemania movilizara a la suya. Algo, que, como veremos más adelante, no tardará en suceder.


Soldados alemanes en Karlsruhe, listos para partir al frente del oeste

Continuará en una siguiente entrega.


Fuentes:
  • Primer telegrama: El Heraldo de Madrid, 28-VII-1914
  • Resto de telegramas: La Correspondencia de España, 29-VII-1914
  • El Globo, 28-VII-1914
  • Fotografía: Carola Eugster en representación de Ursula Schüler (CC 3.0)

IH - Enero 2014

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