jueves, 13 de febrero de 2014

Causas de la Primera Guerra Mundial

Luis Palacios Bañuelos - Nociones básicas

Causas remotas

La guerra es el resultado final de los conflictos permanentes entre los imperialismos de las potencias reagrupadas en dos sistemas de alianzas.

a)   Los sistemas diplomáticos. Dos son los sistemas que han venido funcionando en Europa.
  1. El sistema alemán con la Dúplice, alianza austro-alemana (1879); la Triple Alianza, austro-ítalo-alemana (1892) y el Pacto austro-rumano de 1883 en el que participan también Bulgaria y Turquía.
  2. El sistema elaborado por Francia que estaba integrado por la Alianza franco-rusa de 1893; por la Entente anglo-francesa de 1904 y por la Entente anglo-rusa de 1907, que engloba a Servia y accesoriamente a Portugal.

Estampa sobre la alianza franco-rusa


A pesar del funcionamiento de estos sistemas, la amenaza de una guerra general fue especialmente grave en cuatro ocasiones desde 1904; en 1904-6 en el problema de Marruecos; en 1909 al anexionarse Austria-Hungría Bosnia-Herzegovina; como consecuencia de la crisis de Marruecos de 1911 y en 1912-13 en las guerras balcánicas.

b) Conflictos permanentes. Existen en Europa una serie de conflictos que subyacen y, en consecuencia, pueden emerger en un momento dado. Son de tipo muy diverso: políticos, económicos, incluso sentimentales.

Estos conflictos eran, en síntesis, los siguientes:
  1. Conflicto franco-alemán. Existía en Francia un deseo profundo de revancha desde la guerra franco-prusiana, que se concretaba en la recuperación de Alsacia-Lorena. Esta tensión se había alimentado en la etapa de Bismarck y la opinión pública francesa estaba muy sensibilizada ante cualquier cuestión que se refiriera a Alemania.
  2. Conflicto anglo-alemán. Las aspiraciones imperialistas alemanas, la concurrencia comercial y la rivalidad naval creó un malestar de fondo entre Alemania e Inglaterra. Estaba planteada en Europa una lucha por la hegemonía, por dominar los mercados. El nuevo imperialismo alemán hace salir a los ingleses de su «espléndido aislamiento» y su reacción producirá un desequilibrio de poderes que conducirá al temido cerco de Alemania. En este conflicto incidiría la carrera de armamentos.
  3. Conflicto germano-ruso. Era consecuencia también del nuevo imperialismo alemán. La ruta del imperialismo ruso (Constantinopla, Mediterráneo) choca, interfiere la del imperialismo alemán (las tres B: Berlín-Bizancio-Bagdad).
  4. Conflicto austro-ruso. Se centra en el espacio balcánico. El paneslavismo ruso amenaza la integridad del imperio. En efecto, Rusia sostiene, si no fomenta, las aspiraciones independentistas de los pueblos eslavos que estaban bajo el dominio austro-húngaro: movimiento yugoslavo alrededor de Servia o movimiento para la formación de Checoslovaquia.

Caricatura humorística de 1870, publicada durante la guerra franco-prusiana. Este conflicto había dejado una huella profunda en el sentimiento colectivo de ambos países (ver punto b1). En ella sale el emperador Guillermo I y Otto von Bismarck. Dice así:
«-Bismarck, estoy preocupado, ¿qué piensas de que Francia está acabada? - Demasiado pronto, como yo esta botella»


Causas inmediatas: el asesinato de Sarajevo

El 28 de junio de 1914 era asesinado en Sarajevo (Bosnia) el archiduque heredero del trono imperial de Austria-Hungría, Francisco-Fernando, sobrino del emperador Francisco-José y su esposa, la duquesa de Hohenberg.

Desde la crisis bosniaca de 1909 existía en la zona un terrorismo eslavista alentado desde Servia que hacía de Bosnia una zona de tensión. Dos patriotas yugoslavos, de nacionalidad austriaca, Gavrilo Princip y Cabrinovic, pertenecientes a la sociedad secreta «Joven Bosnia» fueron los ejecutores materiales del atentado que había sido preparado en Belgrado por Dimitrievich, jefe del Estado Mayor servio, y en el que estaban implicados, incluso, miembros de la policía.

El canciller austríaco Berchtold sabía que la idea del magnicidio tenía factura de Servia, pero nada podía probar. Era la ocasión de acabar con aquel foco, el reino de Belgrado, de antigermanismo. [...] Viena se plantea como respuesta aislar y reducir a Servia. Esta decisión encuentra la aprobación de Berlín que piensa que el poderío austríaco debía quedar intacto.

¿Cómo reaccionaría Rusia? Austria cuenta ya con Alemania y piensa que Rusia no puede oponerse a ambas. Con esta seguridad Berchtold preparó la intervención en Servia pero sin dar la noticia.

Coincidió por entonces una visita del Presidente de la República francesa, R. Poincaré, a Rusia [...]. Allí, Francia aconsejaba que Rusia debía apoyar a Servia y que Rusia estaría a su vez apoyada por Francia.

Antes de que estas declaraciones ambiguas de Poincaré fueran conocidas en Viena, Austria entregaba a Servia su ultimátum. Era el 23 de julio, el mismo día que Poincaré se despedía del Zar Nicolás II. Y Rusia ya había optado por no dejar sola a Servia, instrumento del Paneslavismo. Las exigencias austríacas a Servia eran inaceptables: se acusaba al Gobierno servio de complicidad en el atentado, debía abandonar su política paneslava, había una depuración de funcionarios antiaustríacos, etc.

La reacción de Rusia frente a Austria y de Alemania frente a Rusia fue de firmeza. Se trataba de no ceder, de resistir hasta el último momento esperando siempre que cediera el contrario. El mecanismo diplomático empezaba a funcionar. En su esquema más elemental era así: Austria amenaza a Servia; Rusia amenaza a Austria; Alemania amenaza a Rusia, y capítulo final: ante la negativa de Servia a aceptar el ultimátum: Austria declara la guerra a Servia. Era el 28 de julio. Un mes después del atentado de Sarajevo el mecanismo bélico se ponía en marcha y era imparable. Ni siquiera se dio un margen de tiempo para un hipotético acuerdo internacional que Inglaterra pretendió auspiciar. La escalada es verdaderamente dramática. Se pasa de una fase a otra esperando siempre no llegar al final, a la guerra. Se movilizan las tropas, porque la movilización no es la guerra, y así el contrario puede echarse atrás. Pero las etapas se queman y se va siempre adelante. La guerra parece inevitable. 

Veamos la escalada bélica: Austria declara la guerra a Servia el 28. Rusia decide la movilización parcial de las tropas destinadas a operar en la frontera austro-rusa y el día 30 decide la movilización total. Las potencias implicadas piensan aún que el conflicto se delimite y localice en territorio austriaco-serbio. El 31 de julio Alemania exige a Rusia la inmediata desmovilización, pero no hubo respuesta. Intenta después informarse de las intenciones francesas esperando su neutralidad pero Francia dio la evasiva por respuesta. Sin embargo no contar con Francia en el conflicto significaba tener que cambiar de plan de guerra. El único existente, plan Schlieffen, contemplaba antes que la batalla decisiva contra Rusia, el ataque a Francia. El Estado Mayor decidió seguir adelante. Alemania y Francia decretan la movilización general el día 1 de agosto a las 15 horas. Alemania declara la guerra a Rusia el 1 de agosto y a Francia, el 3.

Por su parte, el gobierno británico está dividido y aunque es partidario de una mediación, el 4 de agosto declara la guerra a Alemania cuando la penetración de tropas alemanas en Bélgica amenaza el litoral flamenco y la violación de la neutralidad belga despierta todo tipo de incertidumbres. El día 7 entra en la guerra Montenegro, el 23 Japón, el 29 de octubre Turquía.

Churchill, recordando aquellos momentos, dice que los hechos llegaron mucho más lejos que las decisiones conscientes. Aquélla era la realidad: nadie deseaba la guerra pero parecía como si una fuerza fatal e irresistible empujara a las potencias europeas a una guerra.


¿Qué país o qué hecho fue el culpable del conflicto bélico? Tras la guerra, es bien sabido, Alemania fue considerara «oficialmente» como la culpable. Y, si es cierto que de ella partieron las declaraciones de guerra, no lo es menos que todos los países que fueron implicándose en el conflicto con el afán de defenderse llegarán hasta las últimas consecuencias. Había que demostrar al resto de los países que se era fuerte. No se puede por tanto fijar ni un hecho ni un país como causantes de la Primera Guerra Mundial. Sería más correcto, distribuir la responsabilidad entre los implicados e incluso hablar de responsabilidad colectiva.


  • Más información en Palacios Bañuelos, Luis, Manual de Historia Contemporánea Universal I, Dílex, 2003, Madrid.
  • Imágenes: Biliothèque Nationale de France (1, 2)



IH - Febrero de 2014


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