ALSE - España y la Guerra
Como pudimos leer en la parte anterior, la tensión generada después del asesinato de Francisco Fernando aumentó de forma superlativa hasta la intervención austrohúngara en territorio serbio. No obstante, se convierte en necesario dar un paso atrás y hacer un pequeño repaso para conocer cómo la prensa española trató el mes que transcurrió desde el atentado hasta la entrada de las tropas austrohúngaras en Serbia.
Durante los primeros días de julio, si bien los movimientos diplomáticos no cesaron, la prensa española dio, en general, poca cuenta de ellos. Algunos medios, como La Correspondencia de España, relegaron a su segunda página todas las informaciones relativas al atentado y a la crisis que éste desató. Incluso se llegó a afirmar que «la tranquilidad renacía»1. El resto de periódicos, o bien no publicaron nada, o bien se concentraron en reproducir pequeñas notas sobre los funerales, así como algunas novedades sobre el atentado, como una declaración de Cabrinovic:
Durante los siguientes días, la prensa española se centró definitivamente en los asuntos internos. Los problemas políticos dominaron el panorama periodístico español. Si bien eran frecuentes pequeñas notas relativas a las novedades sobre la investigación del atentado o las consecuencias que éste estaba ocasionando en Serbia o en Austria-Hungría, nada parecía indicar, a los ojos de la prensa general en España, que se estaba fraguando un grave conflicto internacional. Incluso a mediados de mes se publicaban informaciones que apuntaban a que los representantes de las naciones de la Triple Entente presentes en Belgrado habían recibido instrucciones de hacer «gestiones amistosas» con Serbia3.
Los días de julio pasaban y la actividad política y diplomática en Europa cada vez se agitaba más. Sin embargo, en España no se percibía como algo realmente destacable. Si en la Asamblea francesa discutían sobre la mala situación de su ejército -y comparaban una posible situación con la guerra de 1870-, la prensa de perfil militarista aprovechaba para comparar la presunta mala situación francesa con la catastrófica -a su juicio- situación militar española. Si un diplomático ruso moría en la Legación de Austria, con la consiguiente acusación de asesinato, la prensa lo contaba como un simple rumor que «sobreexcitaba al pueblo»4, sin explicar los motivos de tal sentimiento. Si el viaje de Pointcaré -presidente de la República Francesa en aquel momento- a Rusia, se realizó con despedida oficial y con una gran multitud, tampoco se hacía mención a las razones de ello5.
En los siguientes días, si bien relegadas como informaciones menores, empezaron a aparecer noticias en la prensa española que apuntaban a graves tensiones. El día 20, el diario La Época se hizo eco de un artículo publicado en Le Matin sobre la capacidad de movimiento de tropas de Rusia hacia la frontera alemana, así como las reacciones de la prensa alemana a ese artículo. El conservador Neue Preußische Zeitung, conocido también como Kreuzzeitung (La Gaceta de la Cruz, llamado así por la Cruz de Hierro que tenía como emblema) respondía así:
El día 21 los medios españoles empezaron a interesarse con mayor intensidad por el asunto europeo, y publicaron algunas notas que sus corresponsales enviaban de París o Berlín. La Época se hacía eco de algunos «rumores alarmantes»8 que indicaban que Austria había descubierto «un hecho que encierra tal gravedad que puede dar margen á que el Gobierno austro-húngaro tome rigurosas medidas»9. La mañana siguiente, el mismo diario, confirmaba el rumor:
El diario español no explicó qué consecuencias tendría el incumplimiento de las exigencias de esa comunicación, ni tampoco, como se puede apreciar, menciona la palabra ultimátum.
De este modo la prensa española dio cuenta de la crisis de julio: no protagonizó más que una atención leve. El asunto fue tratado del mismo modo que la mayor parte de las cuestiones internacionales que acontecían, a las que se hacía referencia sin demasiada profundidad analítica.
Durante los primeros días de julio, si bien los movimientos diplomáticos no cesaron, la prensa española dio, en general, poca cuenta de ellos. Algunos medios, como La Correspondencia de España, relegaron a su segunda página todas las informaciones relativas al atentado y a la crisis que éste desató. Incluso se llegó a afirmar que «la tranquilidad renacía»1. El resto de periódicos, o bien no publicaron nada, o bien se concentraron en reproducir pequeñas notas sobre los funerales, así como algunas novedades sobre el atentado, como una declaración de Cabrinovic:
VIENA, 2. La Algeimein Zeitung asegura que Cabrinovich (que fué el que lanzó la bomba contra los archiduques en Sarajevo), ha confesado de plano y hecho tan importantes cuan interesantes declaraciones sobre la preparación y realización del atentado. «Hallándome -ha dicho- en Belgrado hace algunas semanas, tuve noticia de que en breve vendría á Sarajevo el archiduque heredero. Se lo comuniqué en acto á mi amigo el estudiante Prinzip. Ambos decidimos aprovechar tan oportuna ocasión de hacer algo por la Patria, sacrificando para ello, si preciso fuese, nuestra vida, y acordamos matar á Francisco Fernando, por ser acérrimo y peligrosísimo enemigo de la integridad é independencia de Servia, y también á su esposa y cuantas personas formasen su séquito, para que tuviese más efecto y resonancia el patriótico acto nuestro. Desprovistos en absoluto de los elementos necesarios para lleva á cabo nuestro proyecto, y especialmente de bombas, y careciendo de los imprescindibles recursos para adquirirlos, nos dirigimos en demanda de ellos á Tripizcovich, teniente desertor del Ejército austrohúngaro, y á la sazón incorporado al Ejército servio, quien nos envió al «komitadji» Fidamevich. Éste nos entregó seis bombas, seis revólvers y la suficiente cantidad de cianuro potásico para suicidarnos si fracasase nuestro intento. Salimos seguidamente de Belgrado para Sarajevo, acompañados por el estudiante Raps, amigo nuestro. El reparto de explosivos y armas que llevábamos se hizo en la casa, de un confitero servio llamado Blamich, distribuyéndose también los puestos que cada uno de los complicados habíamos de ocupar el día de la llegada á Sarajevo del archiduque, para llevar á cabo la misión que nos habíamos asignado, pues éramos cinco: Prinzip, yo y tres más, cuyos nombres no he de revelar á nadie. Lo que ocurrió después ya se sabe».2
Durante los siguientes días, la prensa española se centró definitivamente en los asuntos internos. Los problemas políticos dominaron el panorama periodístico español. Si bien eran frecuentes pequeñas notas relativas a las novedades sobre la investigación del atentado o las consecuencias que éste estaba ocasionando en Serbia o en Austria-Hungría, nada parecía indicar, a los ojos de la prensa general en España, que se estaba fraguando un grave conflicto internacional. Incluso a mediados de mes se publicaban informaciones que apuntaban a que los representantes de las naciones de la Triple Entente presentes en Belgrado habían recibido instrucciones de hacer «gestiones amistosas» con Serbia3.
Los días de julio pasaban y la actividad política y diplomática en Europa cada vez se agitaba más. Sin embargo, en España no se percibía como algo realmente destacable. Si en la Asamblea francesa discutían sobre la mala situación de su ejército -y comparaban una posible situación con la guerra de 1870-, la prensa de perfil militarista aprovechaba para comparar la presunta mala situación francesa con la catastrófica -a su juicio- situación militar española. Si un diplomático ruso moría en la Legación de Austria, con la consiguiente acusación de asesinato, la prensa lo contaba como un simple rumor que «sobreexcitaba al pueblo»4, sin explicar los motivos de tal sentimiento. Si el viaje de Pointcaré -presidente de la República Francesa en aquel momento- a Rusia, se realizó con despedida oficial y con una gran multitud, tampoco se hacía mención a las razones de ello5.
Retrato de Raymond Pointcaré, Presidente de la República Francesa en estos días. Año 1914. |
En los siguientes días, si bien relegadas como informaciones menores, empezaron a aparecer noticias en la prensa española que apuntaban a graves tensiones. El día 20, el diario La Época se hizo eco de un artículo publicado en Le Matin sobre la capacidad de movimiento de tropas de Rusia hacia la frontera alemana, así como las reacciones de la prensa alemana a ese artículo. El conservador Neue Preußische Zeitung, conocido también como Kreuzzeitung (La Gaceta de la Cruz, llamado así por la Cruz de Hierro que tenía como emblema) respondía así:
BERLÍN 19.- No tememos ni á Francia ni á Rusia, ni á las dos juntas [...], y si Francia y Rusia se creen bastante fuertes para intentar una guerra con nosotros, no vemos en ello, por nuestra parte, ningún inconveniente.6Otros periódicos, como el Heraldo de Madrid titulaban: «La paz europea amenazada»7, en referencia al conflicto suscitado entre la prensa francesa y alemana.
El día 21 los medios españoles empezaron a interesarse con mayor intensidad por el asunto europeo, y publicaron algunas notas que sus corresponsales enviaban de París o Berlín. La Época se hacía eco de algunos «rumores alarmantes»8 que indicaban que Austria había descubierto «un hecho que encierra tal gravedad que puede dar margen á que el Gobierno austro-húngaro tome rigurosas medidas»9. La mañana siguiente, el mismo diario, confirmaba el rumor:
PARÍS 24.- Austria ha remitido á Servia una Nota, en la que le recuerda que, por el tratado de 1909, se compromete á sostener con Austria relaciones de buena vecindad, y que á pesar de ello existe en Servia un movimiento antiaustríaco que nunca ha tratado de reprimir [...]. La información abierta á raíz del atentado de Sarajevo, ha demostrado que éste ha sido preparado en Belgrado á sabiendas del Ejército, y organizado á la vista de las autoridades servias, que nada han hecho para impedirlo, así como nada hacen para poner término al movimiento antiaustríaco, que continúa cada vez más amenazador.La Nota pide que se publique en el Diario Oficial del día 26 del actual, y que se comunique al Ejército servio, que el Gobierno condena la propaganda antiaustríaca, lamentando que oficiales del Ejército hayan participado en los sucesos de Sarajevo; que Servia no pondrá ningún obstáculo á las buenas relaciones que deben existir entre dos países vecinos, comprometiéndose á obrar con severidad por cuanto se intente en ese sentido; decretar la supresión de publicaciones encaminadas á una propaganda dirigida contra Austria; disolver las Asociaciones establecidas con el mismo fin; alejar del Ejército á los oficiales culpables; perseguir con severidad á los complicados en el atentado del 28 de Junio; asegurar un servicio práctico de Policía é investigaciones, y por último, aceptar la colaboración de Austria para cuanto fuera menester en pro de la seguridad pública.El plazo fijado por Austria para el cumplimiento del contenido de la Nota expira el día 26 del actual, á las seis de la tarde.10
El diario español no explicó qué consecuencias tendría el incumplimiento de las exigencias de esa comunicación, ni tampoco, como se puede apreciar, menciona la palabra ultimátum.
De este modo la prensa española dio cuenta de la crisis de julio: no protagonizó más que una atención leve. El asunto fue tratado del mismo modo que la mayor parte de las cuestiones internacionales que acontecían, a las que se hacía referencia sin demasiada profundidad analítica.
Si desea conocer una historia sintética sobre la crisis de julio, no dude en leer el capítulo que a tal efecto escribió el historiador francés Marc Ferro en La Gran Guerra 1914-1918. Naturalmente, puede dejar su comentario para reflejar cualquier cuestión u opinión que sea de su interés.
Citas:
1. La
Correspondencia de España, 3-VII-1914, «El atentado de Sarajevo».
2. La
Correspondencia Militar, 3-VII-1914, «Después de la tragedia de Sarajevo».
3. La
Correspondencia Militar, 13-VII-1914, «Austria y Servia».
4. El
Imparcial, 15-VII-1914, «¿Un diplomático envenenado?».
5. La
Correspondencia Militar, 16-VII-1914, «El viaje de Pointcaré á Rusia».
6. La
Época, 20-VII-1914, «Los armamentos militares en Europa».
7. Heraldo
de Madrid, 20-VII-1914, «La paz europea amenazada».
8. La
Época, 21-VII-1914, «En los Balkanes»
9. Ibid.
10. La
Época, 24-VII-1914, «Conflicto austro-servio»
Imagen:
1. Retrato de Raymond Pointcaré. Agence Rol. Bibliothèque nationale de France.
Imagen:
1. Retrato de Raymond Pointcaré. Agence Rol. Bibliothèque nationale de France.
IH - Marzo de 2014
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